jueves, 27 de septiembre de 2012

Roberto Arizmendi
Aguascalientes. México,
Poesía 

WANTED SOBRERREALIST  2012

Conocer a Roberto es entender que el estado de plenitud puede ser una rutina, una gozosa rutina. Su conversación es amorosa como su persona, su rostro un espejo al que mirarnos y sentirnos recompensados. Puro optimismo. Pura poesía. Este méxicano recorre el mundo recitando poesía, siempre invitado a un sin fín de festivales, conferencias, encuentros, recitales. Roberto lleva el amor por bandera; en sus versos, en sus ideas, en la relación con lo humano. Es dificil no recordarlo con una sonrisa generosa en su expresión, siempre atento y dispuesto a establecer puentes de afecto. Arizmendi demuestra que ser joven es cuestión de decisión y la vitalidad un deseo continuo que se alimenta.



Roberto ha combinado poesía y educación con la certeza de que ambas entretejen espacios de utopía, dice en el encabezado de su web. Estudioso de los entresijos educativos, profesor de educación media y superior, investigador y funcionario en universidades y dependencias educativas en México.

Su poesía es de contrastado valor internacional. Ha publicado infinidad de libros, también sobre educación. Articulista. Y viajero. Roberto Arizmendi es un ansioso viajero, transita lugares deseoso de conocer gente y espacios donde él crear su propio universo.  


En la colectiva puedes disfrutar de su obra:

"Un nuevo tiempo para el tiempo" . Para Valerio Mejía Arizmnedi 2010
           Poesía. Roberto Arizmendi.
 
Roberto escribe este poema para Valerio, su nieto. El poema es una narración actual de nuestro mundo concentrado en el pequeño Valerio, en su manera de llegar al mundo, tan niña, tan inocente, tan propia y pura. Roberto pone el foco en Valerio y toda la atención en el mundo al que él llega. 


wanted sobrerrealist


Un nuevo tiempo para el tiempo

                        Para Valerio Mejía Arizmendi


Valerio toca la puerta
porque quiere entrar a este universo
como un ciudadano más del mundo,
sin pasaporte o visa,
simplemente con su presencia
con su identificación de ser humano
capaz de entender el dolor de los mortales
y el amor de las tardes a 30 grados Celsius
entre el aroma de flores y plantas del jardín sin nombre.

El viento cálido de la tarde aguarda su presencia
mientras en la Franja de Gaza
han creado de nuevo un Holocausto,
Auschwitz sin fecha, con hornos creamatorios diferentes
y un gran odio refundido en la discordia,
para evitar que surja la concordia y la armonía en el mundo.

Valerio trae una paloma en la mano derecha
y una rama de laurel en la izquierda,
signos de un tiempo promisorio
de un mundo aún no construido.
Sueños al fin, luz inédita del alba,
viento libre que recorre los senderos
buscando un canto o una poesía,
la esencia del hombre renombrado.

A Valerio sólo le falta escribir lo que ya nombra y siente
para construir un mundo nuevo, diferente,
donde la luz sea fuente de nuevas ilusiones
no una ráfaga de metralla,
ni el fuego de los nuevos hornos crematorios
que aprendieron algunos…en esos campos de escarnio
mas no para delinear la paz
sino para dejar que surja el odio inoculado.

Valerio nombra las cosas por su nombre,
descubre los colores nuevos
y sabe que la historia no es cuestión de tiempo
sino de libertad y asombro
ante los horizontes que vislumbra
tan llenos de resabidos
tan sin ganas de dejar que el otro logre lo que yo ya tengo.

No es mi palabra su nombre, ni su voz ni eco,
Valerio aprende a pronunciar los neologismos
porque en su nombre habrá de engendrar
un nuevo tiempo para el tiempo
y una historia distinta
para un mundo que aún no existe.


                                             Roberto Arizmendi
                                                (México, 1945)


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