martes, 9 de octubre de 2012

Francisco Carreño 
Almería/Granada,
Pintura

WANTED SOBRERREALIST  2012

El joven Paco. Él vive enamorado del paisaje por pintar; lo respira, se deja enbaucar y se alía con su paleta para desarrollar esa historia de amor en forma de lienzo. Aunque almeriense muy pronto se encandila de la ciudad de Granada y sus posibilidades pictóricas. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada y afincado en esta misma ciudad desde 1993; Paco le pinta a Sierra Nevada como un poeta recita a la diosa naturaleza. Con trazos que huelen, que saben, paisajes que aún no siendo transitados forman parte de un recuerdo. Sierra Nevada, La Vega de Granada, los Jardines de la Alhambra. Transmiten ese espíritu del paisaje romántico. Consciente de lo mucho que le queda por pintar busca nuevos paisajes en otras ciudades tales como Roma y Nueva York. Su pintura en ocasiones es abrupta pero cercana por la utilización de colores cálidos. Los colores tierra de Paco Carreño.

Sus referentes son Velázquez, Goya y la pintura del XIX. Pintor de paisajes, aunque también de desnudos porque en él la esencia está latente. Podríamos decir que sus paisajes tienen mucho de desnudez, del mismo modo que sus cuerpos mucho de paisaje. Trazos toscos, que hablen de pintura, de superficie, no de imagen lisa ni fotográfica. Cuerpos sin dobleces que se muestren con vello y piel, que quemen por su aparente realismo pero que hablen de invención por su imponente textura, puro canto a la materia pintura.

Francisco Carreño se mantiene activo, con la constancia del que vive lo que siente. Una decena de exposiciones colectivas así como individuales lo certifican y sus premios, varios nacionales. Su obra está registrada en diversas colecciones. Paco nos regala una simbiosis de lo más vivo, el humano y la naturaleza con una sinceridad apabullante.


En la colectiva puedes disfrutar de su obra:

"Adán y Eva" . 2010
           Pintura. Óleo sobre lienzo. Francisco Carreño.
 
Paco participa en la muestra con un díptico que se une y forma también una sola pieza. Son Adán y Eva, porque ha pintado a dos amigos suyos que se llaman así, jugando con el origen bíblico del humano. Tumbados en una cama que bien pudiera pertenecer a los caprichos de una montaña. Ellos aparecen desnudos con los ojos cerrados y con la perspectiva de un picado. Fruto de su trazo es una obra que se disfruta aún más con cierta distancia.





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